Desde que estuvo en el colegio, Martha siempre soñó con estudiar Educación y convertirse en una maestra ejemplar por dentro y por fuera, al igual que aquellas profesoras que admiraba en su colegio en Villa El Salvador. Años más tarde, ese sueño se hizo realidad.
Empezó enseñando a adolescentes de 3ro, 4to y 5to de secundaria, y aunque estaba preparada para asumir el reto, se enfrentó con dos grandes obstáculos: por un lado, los padres de familia no estaban convencidos de su perfil porque ellos deseaban a una profesora “mayor y con experiencia”; y por otro lado, los demás docentes del colegio solían decirle: "¿Por qué te esfuerzas tanto si estos chicos solo pueden aspirar a ser choferes y cobradores?". A pesar de ello, Martha se esforzó por brindarles la mejor educación posible.
Los demás docentes del colegio solían decirle: "¿Por qué te esfuerzas tanto si estos chicos solo pueden aspirar a ser choferes y cobradores?"
Años más adelante se produjo un cambio en su trayectoria docente: la asignaron como profesora de 1ro de primaria en un aula prefabricada compartida con otras docentes. Este nuevo desafío la motivó a esforzarse aún más para crear un ambiente cálido y acogedor para aquellos estudiantes que comenzaban su etapa escolar. Fue durante ese tiempo que ocurrió un encuentro que cambió su perspectiva por completo.
Un día llegó al colegio y se encontró con la madre de una niña que le solicitó conversar y le pidió que fuera ella la profesora de su hija, quien en ese momento tenía asignada otra docente. A pesar de que Martha le explicó que no era posible porque su hija ya tenía otra profesora, la madre le recalcó que no estaba conforme con la enseñanza que le daban a su hija y confiaba mucho en lo que Martha podría darle a su hija Kendra. Ese mismo día, Martha se sorprendió gratamente al entrar al aula y ver a Kendra sentada en su allí.
Intrigada por la situación, Martha habló con la madre de Kendra, quien le dijo: "Mi hija tiene derecho a una buena educación" y sabía que con ella eso iba a ser posible. Conmovida por esas palabras, Martha decidió aceptar el desafío de ser la maestra de Kendra. Durante ese año, no fue fácil lograr que Kendra tuviera aprendizajes significativos, pues tenía muchos retrasos en comunicación y matemática, pero Martha se comprometió a establecer una conexión profunda con ella y asegurarse de que terminara el año con éxito.
Martha habló con la madre de Kendra, quien le dijo: "Mi hija tiene derecho a una buena educación" y sabía que con ella eso iba a ser posible.
Sin embargo, la profesora que inicialmente estaba a cargo de Kendra, no estuvo conforme con la decisión tomada por la madre y decidió denunciar a Martha, la profesora, ante la UGEL. Martha tuvo que explicar los motivos detrás de su decisión y defender su enfoque educativo. En medio de la discusión, un especialista presente en la reunión la felicitó por su compromiso con sus estudiantes y la invitó a considerar ser directora.
Inspirada por esas palabras, al año siguiente Martha decidió presentarse como candidata a directora de una nueva escuela. Su determinación y pasión por la educación la llevaron a conseguir el puesto. A partir de ese momento se dedicó a garantizar que todos sus estudiantes recibieran la educación de calidad que merecían.
A lo largo de los años, Martha mantuvo contacto con Kendra y siguió su progreso. Un día, Kendra le dio una maravillosa noticia: había logrado ingresar al Colegio de Alto Rendimiento de Lima entre miles de candidatos. Martha se llenó de orgullo al ver cómo el esfuerzo y la dedicación de Kendra habían dado frutos. Fue en ese momento cuando Martha se dio cuenta de que, gracias a esa denuncia, su vida y la de Kendra cambiaron para siempre.
Un día, Kendra le dio una maravillosa noticia: había logrado ingresar al Colegio de Alto Rendimiento de Lima entre miles de candidatos.
La historia de Martha y Kendra es una fuente de inspiración que nos recuerda que el verdadero propósito de la educación es abrir puertas y construir un futuro mejor. Hoy, Martha Gómez Pinto es directora de la institución educativa 6008 José Antonio Dapelo y es participante del Programa de Liderazgo para Directivos que organiza Enseña Perú. A través de este programa, ella se encuentra desarrollando un proyecto innovador en el colegio y reforzando sus habilidades directivas. Así, podremos seguir impulsando juntos una educación trascendente para más niñas, niños y jóvenes.