Innovación que alimenta la educación

 
 

Oswer tuvo su primera experiencia como PEP en Wawico ubicado en Imaza. Uno de los primeros retos con los que se encontró fue la condición de desnutrición en la que muchos estudiantes se encontraban. Para llegar al colegio la mayoría demoraba entre 1 o 2 horas diarias, lo cual no les permitía tomar desayuno.   

En este sentido, Oswer vio una gran oportunidad: El colegio tenía un espacio libre, que no era utilizado, pero sería perfecto para fomentar una alimentación saludable.  A partir de ello, empezaron a construir el biohuerto “Nunja Bendita” de la Institución. 

Para su construcción empezamos a incluir todas las áreas. En matemática vimos el área, perímetro, trazado, entre otros. En sociales, veíamos los elementos originarios, limitación de las tierras,  y así en cada curso. Les mostramos que el aprendizaje no sólo se daba en el aula, sino también en nuestro día a día.

Para Oswer la innovación fue trascendental, pues fue una idea que no sólo les permitió aplicar los conocimientos del colegio, sino que también les mostró una manera de llevar lo que aprendían a sus casas y darles un uso nuevo a los recursos que tenían. 

A partir del proyecto, la comunidad también se unió, los padres apoyaron con la faena y se vieron motivados por los beneficios. Los niños esperaban ver cómo estaba el estado de los vegetales y se preocupaban por su cuidado. Llegó a tal nivel, que Oswer notó al inicio de clase que el grupo se dividía en dos, quienes hablaban español y quienes hablaban awajún. Sin embargo, al trabajar en equipo y tener todos el mismo objetivo, se unieron sin importar las distinciones. 

La innovación impactó en la experiencia de Oswer y en la educación, mostrando un camino nuevo a los estudiantes y abordando una solución acorde a sus necesidades.